Geológicamente, las islas Baleares son un eslabón entre las dos cordilleras alpinas del Mediterráneo: Mallorca, Eivissa y Formentera son fragmentos emergidos de la cordillera Subbética, y Menorca está ligada a la cordillera Costero-Catalana.
Las Baleares se formaron con el plegamiento alpino de los materiales sedimentados en el mar de Tetis. Los más antiguos, del Paleozoico, se encuentran en Menorca, isla que está relacionada con la dirección del plegamiento pirenaico, mientras que el resto del archipiélago está relacionado con el plegamiento bético.
El Mesozoico conforma la mayor parte de los materiales de las islas. Se trata de caliza y dolomías bajo las cuales aparecen margas, arcillas y yesos. La caliza es mayoritaria en las islas. El Cenozoico y los materiales cuaternarios están presentes en de manera discontinua.
El
relieve glaciar está totalmente ausente, pero las formas
intergalciares están muy presentes en el relieve de las islas. El
cárstico dominante hace que lapiaces, dolinas, cañones y poljés
están presentes en toda la región.
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